A lo largo de mi vida laboral, he orientando a muchas hormigas. Todas tenían la etiqueta común de “desempleadas”, pero habían muchas diferencias entre sí. En general, se podrían clasificar en varios grupos:
  • Por un lado, estaban las más alejadas del camino, esas que no eran conscientes de su nueva situación, y su principal función era negar la evidencia, y pensar que el trabajo vendría a ellas sin hacer a penas esfuerzo, ya que vivían de su experiencia pasada.

  • En otro pequeño grupo,se encontraban las hormigas que eran más perezosas. Esas que con poco pan se conformaban porque había otras hormigas más fuertes que les ayudaban. Así que después de todo, éstas no tenían tanta necesidad de hallar su camino.

  • Por delante de las anteriores había otro grupo más numeroso y animado;ese que había entendido que para llegar al camino, había que esforzarse más que en años anteriores. Tenían que explorar nuevos itinerarios que no se habían planteado al inicio de la ruta, incluso que ni aparecían en el mapa, pero que empezaban a asimilar y a poner en práctica, pese a ser un poco escépticos.

  • Y a la cabeza de estos grupos, podíamos visualizar a las hormigas conscientes, trabajadoras y creativas. Eran las que estaban a punto de encontrar el camino. Sabían que se enfrentaban a mayores dificultades que en tiempos anteriores, pero no se quejaban para no perder energías. Cada día, sin descanso, dedicaban un par de horas a estudiar las condiciones de ese viaje, y como había muchos obstáculos que superar, colaboraban las unas con las otras aportando ideas, y apostando por otras vías de acceso al buen camino. Poco a poco empezaron a obtener resultados y aunque el proceso era más lento de lo que pensaban,se sentían motivadas al ver cómo otras compañeras llegaban a la meta. Con lo que ya sólo era cuestión de repetir su estrategia y ser pacientes, porque ya habían descubierto cómo acceder a ese mundo laboral tan escondido en el 2014.