Probablemente esta palabra nos suene ajena, como si no fuera con nosotros, y tras ojearla nos sigamos comportando de la misma manera durante treinta años más, porque descubrirla podría romper nuestros esquemas. Es curioso como tendemos a culpabilizar de nuestros errores a nuestro entorno, y de premiar nuestros logros a nosotros mismos. Es una cualidad muy típica del ser humano, osea que tranquilo/a, corroborado, NO eres un bicho raro, sólo un humano común que repite los mismos patrones durante décadas sin ser consciente de sus fallos; pero ya sabes lo que dice el aforismo jurídico “ la ignorancia de la ley no exime de su cumplimiento”. Afortunadamente las leyes de la vida no castigan tan duramente, o tal vez sí... Creo que indartimi nos ha estado pasando factura durante años, pero al inicio eran facturas de pequeñas cantidades: una pérdida de un amigo/a, un par de fracasos con un par de parejas, un par se suspensos, joder la adolescencia de un par de chavales/as, acumular un par de clientes perdidos, ser descartados/as en una entrevista de trabajo, proyectar una imagen equivocada de tí mismo/a, ahuyentar a personas a priori interesantes... al final resulta que las facturas se acumulan y las cuentas no salen. Y es que el precio a pagar por haber estado repitiendo el mismo error durante años puede ser más caro de lo calculado. Pero llegados a este punto sólo hay dos opciones: afrontar la deuda poco a poco, pidiendo ayuda, ahorrando un poco cada mes y practicando las buenas costumbres, o encerrar la deuda en el armario como si no existiese, y acumular intereses en cada pequeña pisada. Indartimi/ intimidar es sólo un ejemplo, tal vez tu deuda se llame de otra manera, pero si sospechas que la tienes, no dirijas la mirada hacia otro lado, o será la vida la que ya no te de crédito.